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Anécdotas sobre Darío a 152 Aniversario de su Natalicio

Por: Prensa-Asamblea Nacional

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enero 18, 2019

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Darío aprendió francés con un diccionario en la mano y leyendo literatura francesa, ganó 500 córdobas en un concurso de poesía con su Oda a Bolívar, fue 15 años corresponsal de un periódico argentino en algunos países europeos, Salomón de la Selva le colaboró como secretario en Nueva York, enseñó a leer y escribir a su novia.

Estas y otras anécdotas en la vida de Rubén Darío fueron destacadas por la diputada y estudiosa dariana María Manuela Sacasa y el co-director del Instituto Nicaragüense de Cultura, Luis Morales en el Programa Desde El Parlamento, Canal 98, dedicado al 152 natalicio del Príncipe de las Letras Castellanas.

La entrevista se desarrolló en el interior de la Réplica de la Casa donde el poeta vivió 14 años en la ciudad de León, ubicada en el Paseo Xolotlán en Managua.

Su amor por América en su gran Oda a Bolívar

Darío pensó en América y su principal interés era que los pueblos americanos crecieran independientes, educándose.  Él decía que pueblo que no se educa retrocede, se hunde en el oscurantismo y por eso había que procurar que los gobiernos dieran educación gratuita a todas las personas, fundar biblioteca, tener recreación para los niños, expresa doña María Manuela.

Con ese amor escribió su Oda al Libertador Bolívar, con la que según la diputada Sacasa, ganó 500 córdobas y la recitó en una velada lírica literaria realizada en San Salvador cuando contaba con 15 años de edad.

Él se sintió feliz con haber tenido esa gran aceptación por su poema que describe toda la obra bolivariana que es la independencia de América, la superación de América. Darío decía que todos debemos trabajar en beneficio del crecimiento de América Latina, especialmente de Nicaragua. Indiscutiblemente que Rubén fue un profeta, un visionario.

Aprendió francés en la Biblioteca Nacional

Rubén trabajó en la Biblioteca Nacional de Nicaragua, que ahora lleva su nombre, desde los 14 años y fue donde se nutrió de la literatura francesa porque nuestra biblioteca fue fundada con 6000 volúmenes en lengua francesa. Ahí aprendió de manera autodidacta francés, él es el primer gran ejemplo de un autodidacta y la superación personal, cuenta Luis Morales.

Hizo traducciones de la literatura francesa, pues tuvo la suerte de nacer en una época donde la literatura francesa estaba en boga. El poeta llegó a hablar cinco idiomas.

Trabajó cerca del Presidente de la República quien lo tenía como secretario privado y ahí tenía acceso a la biblioteca. Él era un estudioso permanente.

El Instituto de Cultura ha logrado reunir el mayor archivo bibliográfico de Rubén Darío y actualmente la Biblioteca Nacional cuenta con más de 4000 volúmenes de obra dariana, como también en con copias digitales del archivo Rubén Darío de Chile y el Rubén Darío España, donado por los gobiernos y escritores de estos países, afirmó Morales.

Darío, periodista

Según Morales Rubén Darío fue un gran periodista, profesión de la que vivió. Durante 15 años trabajó como corresponsal del diario La Nación de Argentina en Europa.

En ese sentido, doña Manuelita expresó que Darío fue un gran cronista, publicó más de 666 crónicas en el periódico La Nación. Como periodista también comentaba sobre pintura, teatro, sobre automóvil en la feria del automóvil de París.

En unos de los recientes Simposio sobre Darío, recuerda doña María Manuela, un joven catedrático académico de la Universidad de Argentina nos dijo que había descubierto en un diario de menor circulación que Rubén tuvo una columna por 122 días que se llamaba “Crónicas de la Tarde”.

Muy orgulloso de Nicaragua

Darío recorrió 37 países del mundo como diplomático y como periodista. Era esperado tanto por la multitud aficionada a sus obras como por embajadores, políticos, reyes, poetas y muchas otras celebridades.

De él siempre preguntaban si era de Chile, Argentina, España, pero Darío siempre decía con mucho orgullo mi país es Nicaragua

Darío disertó en la universidad de Columbia, en Nueva York, refiriéndose en su introducción a la necesidad de creer en Dios.

La casualidad, afirma la diputada Sacasa, que en Nueva York estaba un joven nicaragüense de nombre Salomón de la Selva quien sirvió de secretario al poeta. En la universidad de Columbia se encuentra la foto de ese acto enorme y significativo en el que más de 1000 personas estaban escuchando a Darío.

Darío y sus detractores

Hay un escritor famoso que no vale la pena mencionar su nombre, afirma Morales, pero en un momento dado en vida de Rubén dijo que Darío era un escritor que no dejaba de ser un indio y el poeta muy elegantemente escribió sobre esta persona en un diario famoso del mundo alabando y toman y resaltando cierta obra de él y cuando se volvieron a encontrar en cierto lugar de España, esta persona sintió como pena de enfrentarse a Darío porque había escrito muy bien sobre su obra.

Darío se enfrentó a muchas campañas de los envidiosos que pensaban que cömo un hombre de un país tan chiquito, un país desconocido, un país pobre y lejos del mundo, estuviera brillando tanto en el mundo. Con mucha elegancia Darío escribía en su poema tan bello que el diamante puede caer en el lodo pero siempre va a conservar su brillantez y su luz.

Enseñó a leer y escribir a Francisca Sánchez

Francisca Sánchez fue el tercer amor del poeta. A ella le enseñó a leer y escribir, era una niña campesina, analfabeta, hija de un jardinero. Pero recibió muchos conocimientos de sus maestros Rubén y Amado Nervo.  Paquita era muy guapa y Darío la presenta a su círculo en uno de los viajes a París. Ella lucía un chal bellísimo que le regaló Amado Nervo. Alguien le pregunta a Nervo que quien era la acompañante tan linda de Rubén Darío. Nervo le respondió que era la Princesa Paca y le dicen a Rubén “preséntenos a la princesa”, relató doña María Manuela.

Los dos habían cultivado muy bien a Francisca. Rubén tenía porte y elegancia y tanta seguridad en sí mismo, que solo su presencia, su lenguaje, sus conocimientos lo hacían admirado por todos y así conquistó el mundo.

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